...there is no stop. Estoy en el lugar de los hechos. Piso 17-1, Torre Coblanca, primera línea de la Playa de Levante de Benidorm. Este edificio fue el primero de sus características que se levantó, en 1967, generando entonces, cuentan los lugareños, un tremendo revuelo y dando inicio a lo que pronto sería la transfiguración más radical de la costa mediterránea. Benidorm antes era parecido a Altea, la bellísima localidad vecina, pero con dos playas de ensueño; ahora -en realidad desde hace ya treinta años- es Las Vegas en versión castiza y levantina, y de hecho Almodóvar podría haber rodado aquí un remake de la Corazonada de Coppola. A mí me hubiera gustado mucho antes y me gusta mucho ahora. Tiene una estética propia, algo que puede decirse de pocos pueblos de nuestra costa, que también están destrozados pero sin criterio, y no puedo resistirme a la electricidad que generan tantas y tantas personas y familias que vienen, por unos días, a intentar ser felices, y es ese impulso masivo que imanta la ciudad lo primero que se percibe al poner aquí los pies.
Hay una cantidad inusual de personas mayores que, por lo que sea, encuentran aquí su paraíso: no participan en el movidón que intuyen y atisban desde sus ventanas, pero se sienten acompañados y partícipes, de alguna manera, del tam-tam del verano, y encuentran la manera de dar rienda suelta a sus afanes. También está la working class y las clases medias europeas, aunque Benidorm, que hace veinte años era un punto de conexión primordial entre jóvenes de toda la Europa Occidental, ha ido mudando su público, que ahora se decanta más por el perfil del chanantismo hispano, lo que no deja de tener su gracia. Sin embargo los supuestos defensores de las clases populares detestan esta marca, porque el esnobismo playero de hoy pasa por no ir donde vayan las multitudes, aunque eso, paradójicamente, sea lo menos ecológico. Tenemos una izquierda, como dice mi amigo Jesús Alegre, de adosado, que detesta el bullicio mundano porque lo ve ordinario y adopta sin darse cuenta los tics de la también vulgar high class, siendo su máxima aspiración la de recluirse en lugares donde no tengan que aguantar a vecinos, aunque al final, y precisamente por esa intolerancia, es en estos chalets o casas o lo que sean donde se producen más problemas con los habitantes de alrededor. Pero esta especie de progresía fina también gusta de estar entre ellos, en una playa de las que juzga especiales, y de ahí viene el auge creciente de, por ejemplo, Zahara de los Atunes -y no enfadaros conmigo, que si juzgo con severidad a esa casta es porque se trata de mi medio natural, porque es la mía, y por eso creo que es una obligación la de ser en todo momento autocríticos-.
A mí también me apetece a menudo -y quizá cada vez más- meditar en soledad y plantarme debajo de un pino a leer una novela, y considero que en la costa, especialmente en la mediterránea, se han cometido desmanes que pagaremos tarde o temprano -de hecho, mucha gente empieza a huir a otras latitudes-. Pero en otras ocasiones disfruto fundido con la gente, tumbado en la playa todo el día observando a los demás, porque soy un voyeur impenitente y eso es un ejercicio de alto interés sociológico y sensual, y no me disgusta nada el concepto de turismo, porque es positivo que viajemos y nos conozcamos, y gracias a ello se han ampliado horizontes para mucha gente -quienes aborrecen el turismo desearían viajar ellos solos, sin que nadie les moleste, pero esa actitud es elitista y reaccionaria- ni considero que el supuesto pueblo llano sea en ningún modo peor compañía que quienes nos creemos más selectos y en realidad sólo somos medio cultos en perpetua confusión.
Lo que toca en Benidorm, pues, donde paso unos días, es el lote familiar, y por eso estoy con mi madre, abuela, hermanos y sobrinos, vamos que si viene Forges por aquí le damos inspiración para un año entero. Y una de nuestras principales distracciones estos días es la de espiar, con anteojos, a los vecinos del piso 15 del edificio Iberia que está al lado -a mí me encanta estar rodeado de vecinos-. Mi sobrino de diez años se ha puesto al frente de la operación Iberia 15, que es apasionante y totalmente incorrecta políticamente, y de momento lo que hemos descubierto es que se trata de una familia que parece griega o de origen griego pero residentes en Francia; realizan largos y pausados almuerzos, desayunos y cenas, sin hablarse entre ellos y preferentemente por turnos, todo muy reflexivo y un poco dramático, como si se tratara de una película de Theos Angelopoulos. Y hay un chico delgado muy gracioso, aunque también sea del tipo introspectivo, ya que desayuna vasos de leche fría y a continuación vino bebido directamente a morro. Os mantendremos puntualmente informados de todas las novedades. Luego también estamos haciendo un concurso de pensamientos, ya que mi sobrino nos lee tandas de diez en diez de un libro y luego tenemos que votar nuestros preferidos: como veis, no perdemos jamás el tiempo.
Más cosas: la ruta del ambiente en Benidorm es la habitual de los últimos años: People, The Lovers, Mercury y The Look, por este orden. Mañana abren una discoteca nueva, que se llamará Sunset. Muy recomendable y desenfadado el ambiente por aquí, de siempre, y muy fácil trabar conocimiento y posibles amistades con la gente; impera la comunicación y el ligoteo, la gente viene a divertirse y no hay demasiadas divinas in the night, de las de mírame pero no me toques ni te dirijas a mí nunca jamás, a no ser que sean las seis de la mañana y no haya encontrado nada mejor que tú. Aunque desengáñate, los chicos guapos que vemos a puñados por el día en la playa no van a estar por la noche en los bares, no sucede como en otros gay resorts -por ejemplo Ibiza- donde los bellezones son los homo, aquí los chicos hetero del pueblo llano nos sacan bastante ventaja, qué le vamos a hacer. Pero yo no estoy aquí de pendoneo, mal pensados, ya os he dicho que estoy con mi familia y con entrañables amigos de siempre, y lo más lascivo que he hecho hasta ahora es sacar una foto de culos de chicos italianos comprando un helado, sin que ellos se dieran cuenta, claro, y es la que os adjunto.
Y es para mí el verano de Ana Karenina, y de Un passé ou deux, la bonita canción de Plastic D´Amour que tengo siempre ahora en la cabeza, y hasta la séptima ola, un tema que le hizo Juan Pardo a Rocío Jurado, y que vi el otro día interpretada por un travesti en The Look y me ronda continuamente... Pasadlo muy bien por donde estéis, besos.
PD. Renovamos la videoteca con As time breaks off, un temazo de Delorean, un grupo de Zarautz que hace música de baile vigorosa y refrescante.
4 comentarios:
Interesante lo de mandar a espiar por ti a los sobrinos, yo tengo aquí a los míos pero delante de mi ventana sólo hay un proyecto de barrio. Ya habrá tiempo de espiar a los obreros, cuando empiecen a construir.
Pues nada, que si Borges no aparece, no te preocupes, que estoy seguro de que le vas a sacar partido tu mismo.
Besinos
Ah! y un favorcillo. ¿Qué es lo que hay que mandar a Blogueros gays? ¿Cómo lo has hecho? Aún soy mu cateto para estas cosas.
besinos
Bueno, te aseguro que la iniciativa ha sido de mi sobrino, aunque yo la vea muy bien. Pero tú no te quejes, si vas a tener a los obreros de la construcción al lado, que dan muchísimo juego.. Lo de la red de blogueros es sencillo, les mandas a la dirección de correo que pone en la página el nombre y dirección de tu blog, y el feed -si no controlas lo del feed léete los distintos apartados de tu página, y verás cómo das con ello-, y ya te incluyen. Si tienes algún problema, escríbeme a mi correo y te especifico más. Por cierto, por lo de besinos deduzco que eres extremeño, aunque vivas en Málaga, ¿no es así? Un beso, pásalo bien
Gracias, guapo, lo intentaré de nuevo. y sí, soy extremeño, un emigrante sentimental de diría un amigo de un amigo...
pásalo bien y
más besinos
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