lunes, 26 de octubre de 2009

EL EVANGELIO HOMOSEXUAL SEGÚN POMBO



(...)

Cuando llegó la primavera (april is the cruelest month), Carlos Mansilla perdió un buen día pie: aquella tarde de sábado habían salido Carlos y Salazar a dar una vuelta por los acantilados (un paseo común que los novicios solían dar entre cuatro y seis de la tarde). Desde el paseo se podía bajar a las playas rocosas sin gran dificultad. En estas playas había un buen número de cuevas. Aquel día bajaron los dos, Carlitos y Salazar, a la playa por una senda de quebrantas embarradas, que se resbalaban. Las margaritas lucían su rostro amarillo, enmarcadas en su diminuto alzacuellos blanco. Y las amarillas flores de grillos y las moradas florecillas sin nombre, y el aire sin nombre, circundaban a Carlitos Mansilla como púas, como anzuelos, como garras, como zarzas, como cepos, como incisivos dientes del rosal de la Virgen María. Aquella tarde no había bajado con ellos al paseo Paco Allende porque se había quedado a repasar su traducción de La guerra de las Galias para la clase de latín del siguiente lunes, así que, por desgracia, bajaron los dos juntos, solos, Carlitos y Salazar. Era una tarde de marea baja, y el mar, que estaba lejos, había dejado húmeda la arena y tranquilas las cuevas verdeoscuras que en el aire de abril resplandecían, interiores, tras haber sido submarinas, aéreas, atravesadas por el aire fresco del mar con gritos de gaviotas, tras haber sido súcubas, bajo el peso del agua semoviente como un animal extensísimo, sin alma y sin forma, que cancela todos los circuitos del mundo inteligible, hasta volvernos a todos ondulantes, mutantes, como el cielo oleaginoso de los deseos al atardecer, del amor al atardecer, el inmanente amor sin salida: pero ahora, que eran transitables, eran húmedos lugares exaltados, oscuras cavernas del sentido, analogías rutilantes y confusas de los versos de San Juan de la Cruz y sobre todo del alma exaltada y acongojada de Carlitos Mansilla.

-Vamos a subirnos ya, que hace aquí frío -declaró Salazar nada más poner el pie en la playita de bajamar.

-A veces se puede querer a una persona tanto, que se te seca la boca al hablar. Vas a hablar y se te ha secado el paladar, y con la boca seca no se puede hablar, eso pasa, de puro a una persona que la quieres.

-No te enrolles, Charles Boyer -gruñó Salazar.

-Siéntate aquí un momento que te tengo que decir una cosa un minuto.

-¿Qué me tienes que decir? Dímelo mientras subimos. -E hizo ademán de empezar a subir.

Y dijo Mansilla:
-Te quiero. Sólo te quiero a ti y no quiero a nadie más. Sólo pienso en ti. En ti pienso todo el día y también por la noche, día y noche. ¿A que no te has dado cuenta?

-No. No me he dado cuenta. Y menos mal que no. Si me llego a dar, te doy un puñetazo que te rompo los dientes. ¿Qué es eso de que me quieres, qué tonterías son esas?

Era tan ácida y tan baja la voz de Salazar, que Carlos Mansilla sintió un sudor frío, un goterón de sudor espalda abajo. Como un animalillo, una gusana blanca. Y entonces dijo:
-Si no quieres, no te digo nada. Pero no puedo sin decírtelo vivir. No puedo. Te veo en clase o en el patio o jugando al fútbol, o te veo en la capilla de perfil, te veo comulgando, y cierro los ojos y te veo en pijama, en el dormitorio.

-Eres un guarro tú, eso es lo que eres. ¡Que me ves en pijama, tú! ¿Cuándo me has visto en pijama? Eres un maricón y un anormal, tú estás enfermo. Si piensas eso, estás enfermo.

Y Carlos Mansilla se había quedado quieto, contemplando a su amado, que quedaba un poco más alto que él, sobre una roca no muy alta.

-No me hables así. El quererte no se puede remediar. Yo no lo puedo remediar. No es nada malo.

-¿Que no es nada malo? Es pecado mortal para empezar, pero sobre todo estás enfermo. Eres repugnante. O sea, ¿que eso son la mierda de poesías que recitabas? ¡A ti hay que darte una paliza, chico, raquítico, miserable...!

Salazar giró en redondo. Empezó a subir la cuesta arriba, y Carlos Mansilla le siguió detrás y se le echó encima y cayeron los dos a un lado, en la hierba. Y Carlos Mansilla le abrazaba y le decía: Abrázame mi amor, y: Abrázame, mi vida. Quiéreme, por favor, abrázame. Y llegó a besarle en los labios, un beso pegajoso, lacrimoso, de niño. Salazar logró zafarse y se puso en pie y emprendió el camino senda arriba a buen paso, y se volvió y gritó: ¡Esto lo vas a pagar caro, maricón, muy caro!


(...) CONTRA NATURA / ÁLVARO POMBO


Javier Salazar -el mal homosexual, maduro y desabrido triunfador, vacunado contra los afectos y contra el compromiso- conoce en el Parque del Oeste madrileño a Ramón Durán, un lolito ingenuo que trabaja de camarero y se encuentra, como se decía antes, en busca de protección. A partir de ahí se ponen en marcha una serie de resortes impredecibles que implicarán también a un antiguo compañero de seminario de Salazar y al primer amor de Ramón, un mediocre entrenador deportivo en crisis de identidad sexual.

Álvaro Pombo (Santander, 1939), vecino ilustre del barrio madrileño de Argüelles, es un escritor cautivador, prodigioso, inabarcable. Sus obras son sencillas en su enorme complejidad, porque son accesibles y dicharacheras a pesar del caudal de su prosa exuberante, del calado de sus referencias filosóficas, éticas, morales, poéticas, que siempre impregnan sus textos.
Este escritor juguetón y prolífico es militante rilkeano, y emparenta con Henry James en su sobresalto ante la trampa a que son sometidas las personas puras de alma por otras que poseen una información mucho más contrastada. Lleva años teorizando y novelando sobre el buen homosexual, ideado a partir de su concepción cristiana de la vida, a pesar de que no se cansa de criticar la praxis de las iglesias, de las que él se siente muy alejado.
En la época de la dictadura fue enchironado en la comisaría de la calle Luna por reconocer ante un policía camuflado -en la Plaza de España- que era maricón, en un amago fallido de ligue. El episodio fue breve, pero lo suficientemente significativo como para que perdiera su empleo de docente. Después llegó el autoexilio londinense, y la vuelta al alegre Madrid de la Movida, donde publicó en Anagrama su excéntrico y sorprendente debut, El héroe de las mansardas de Mansard -1983-, primer eslabón de una carrera a partir de entonces imparable.



Le sigo con devoción -así, si me entero de que va a un acto allí que voy, por lo que ya tengo libros firmados, fotos, de todo; gracias a él visioné Brokeback Mountain, que no pensaba ver por prejuicios anti-óscars, y luego es una de las películas que más me han gustado.. él la presentó en un cine fórum-. Aunque aún me falta alguna novela suya por leer -las de Planeta, fundamentalmente- si tuviera que destacar títulos optaría por El metro de platino iridiado (1990) y la increíble La cuadratura del círculo (1999), su coqueteo iconoclasta con el género de novela histórica.

Y, sin duda, Contra natura (2005), en cuya lectura estoy enfrascado ahora, y que me tiene embebido y emocionado, de la que podría haber entresacado en realidad cualquier extracto... Es esta novela, que se publicó el año en que se aprobaron en España los matrimonios entre personas del mismo sexo, un retrato acerado de los homosexuales de dos generaciones en España, quizá el más prolijo y desprejuiciado que se ha novelado en estas décadas, no apto para reduccionistas del nuevo catecismo gay, que suelen atacar al escritor por no ceñirse al corsé de sus preceptos partidistas. En su novela hay homosexuales buenos, malos y regulares, en función de los actos que desempeñen una vez iluminada la conciencia; de la relación que establezcan con los demás, de la capacidad de empatía, de la compasión que profesen, de la energía positiva o negativa que desparramen.


¡Qué pedazo de escritor que tenemos, Álvaro Pombo!

((El cuadro de apertura es Der Wanderer über dem Nebelmeer -1818-, del romántico Caspar David Friedrich.¡Ah! Y luego tenemos a Pombo saliendo, o mejor metiéndose de nuevo, en el armario, que es lo que dijo, irónicamente, hace poco, que teníamos que hacer todos los gays de nuevo, meternos en el armario como señal de protesta... Pero se lió la marimorena, claro, porque parece ser que la lectura entre líneas, el doble sentido, la sutileza, es algo que no se estila o no se entiende ya entre quienes ocupan la primera plana del escaparate político y social. Y la última foto, en el jardín de su casa, es de Antonio Heredia)).

21 comentarios:

pon dijo...

Le tengo que agradecer tu visionado de BBM.

Xim dijo...

No me ha gustado el párrafo ese que has dejado, demasiadas descripciones estériles, escribe como los japoneses... Eso sí, me quedo con lo de "april is the cruelest month", no sé a qué vino escribir eso en inglés ahí, pero así es como empieza la primera canción de mis adorados Hot Chip:

http://www.youtube.com/watch?v=YAZIupX58h8

Besotes

Xim

José Angel dijo...

Creo que distinguir entre buenos homosexuales y malos es tan retrógrado como distinguir entre buenos y malos negros, buenos y malos vascos, y tontunas semejantes.

Hay buenas y malas personas en función de unas claves éticas en las que más o menos estamos de acuerdo. Por ejemplo, Esperanza Aguirre es una mala persona, pero sería desesperante a estas alturas que alguien la calificase de "mala mujer".

¿Es Obama un buen negro o es un buen o mal presidente?
¿Es Pombo un buen escritor? Es esa la pregunta, no si es un buen o mal homosexual: el hecho de que se obsesione con senejante tontería, repartiendo títulos de buen o mal homosexual, me indica que no lo debe ser tanto: a mí me resulta achicharrante... como escritor. ¿Es buen homosexual? Vaya tontuna de pregunta: y si lo es referida a él, lo mismo para el resto de homosexuales: la represión hizo estragos, incluso en mentes tan privilegiadas como la de Pombo.
Abrazos.

Unknown dijo...

el mes más cruel viene de Shakespeare. Aunque considerando al bardo de Stratford, quizá vino de más atrás. El era bueno, de todos modos.

Justo dijo...

Sí, lo de april.. es shakesperiano, también lo utilizaron, mira tú, Danza Invisible en su canción El fin del verano.

No creo que sean estériles esas descripciones, Xim, lo que pasa es que fuera de contexto quizá no se vean.. transmiten muy bien la sensación de ahogo, de cepo, y toda esa casi pintura de las cuevas inundadas por el agua, con toda la impotencia que genera, la indefensión, y al mismo tiempo es algo grande, como el amor que creemos es trascendente, inmortal, que nos arrebata y supera...

No, no suele incurrir en descripciones vacuas Pombo,lo que pasa es que es profuso, vasto y sutil a un tiempo.

Puede que tengas razón, José Ángel, pero si eso le sirve a Pombo para hacer buenas novelas, me vale. La categoría de homosexual es reciente históricamente y es lógico que se establezcan credos y referencias, para identificarnos. Y como es un movimiento -todavía- politizado, pues es lógico que haya códigos éticos, porque no olvidemos que hasta hace poco -y quizá aún- hemos abogado por una transformación social. Aunque al etiquetar en exceso se cae en la tontería, ya lo sé.

Creo que él en todo caso se estruja el cerebro para saber lo que procede o no hacer, para todo el mundo, pero al identificarse como homosexual masculino y haber sido eso tan importante en su biografía pues le es más fácil partir de esa catalogación para expresar algo que pretende sea universal.

Un abrazo a todos

El Deme dijo...

He leído Una ventana al norte y La fortuna de Matilda Turpin. Me parece un buen escritor, divertido y lúcido. Tiene reflexiones muy interesantes sobre el daño moral que la educación, la religión y la sociedad han causado en una generación de gays adultos españoles. De alguna manera es una Voz necesaria, un testimonio en primera persona sobre la maldad del dedo acusador.

pon dijo...

No acabo de ver la sutileza de erigirse en juez aunque sea en novela, ni en catalogar a nadie a través de semejantes premisas, es que lo de buen o mal homosexual me suena a Samuel y sus necesidades especiales. Son cosas que me estragan y no pillo el doble sentido, me ponen de demasiada mala baba.
También ser un antisistema de lo que sea puede ser una pose y un hacerle el juego al sistema.
Pero no le he leído mucho, no tengo referencias suficientes de su escritura.

marichuy dijo...

Justo

No conozco al escritor, pero la historia se mira muy interesante. Lástima que, me temo, en México será difícil, por no decir imposible, de encontrar.

Creo que no tiene nada que ver, pero me acordé de la novela “Hermosos y malditos” de Francis Scott Fitzgerald

Besos

senses and nonsenses dijo...

es un must, por lo visto, si se quier ser un buen homosexual. tb yo estoy en la línea de josé angel y pon (claro!), aunque conozco mucha marica mala... de todas maneras, todos llevamos a cuestas el armario de nuestra generación, en alusión a lo que dice josé ángel.
en Pombo será la represión franquista, y yo llevo seguramente a las espaldas los 80. que no tendrán esta generación y espero que las siguientes.
no sé si me he explicado muy bien.

un abrazo.

Uno dijo...

Estoy con José Ángel. Creo que la normalización pasa porque no se hable de la marica mala sino de la mala persona.
Creo que la normalización no vendrá reafirmándose sino diluyéndose.
¿Me he ido del tema?

Justo dijo...

No, no os habéis ido del tema, y lo habéis explicado todo bien... lo que pasa es que me da la sensación de que he sido yo quien no ha vendido bien a Pombo.

Él tampoco realiza esa catalogación en el libro, he sido yo quien la ha hecho.... precisamente él defiende lo mismo que estáis diciendo, por eso no es partidario de las marchas del Orgullo Gay, me parece... pero yo sí lo soy.

Soy incondicional del Pombo escritor, del activista pre-gay -como le definió cariñosamente Eduardo Mendicutti- discrepo a menudo, aunque siempre respeto lo que diga.

Yo en parte veo buena esa indiferenciación, y en parte me aferro a la diferencia, quizá por costumbre, siempre intentando enfocarla desde un punto de vista positivo, claro. Pero eso es inherente al ser humano, tendemos a formar tribus, clanes, sectas. Aún tiene sentido hablar de gays y lesbianas, de sus problemáticas y actitudes en los países más desarrollados socialmente, no digamos ya en aquellos con una sexualidad más soterrada.

En cualquier caso, prefiero que la conducta se establezca a nivel de propuestas y actitudes y comportamientos antes que a nivel de hábitos de consumo, que es lo que está sucediendo ahora mismo.

Y eso sí: os recomiendo a todas las amigas y amigos que no habéis leído una novela de Pombo, que emprendáis esa aventura. Él se explica a sí mismo mucho mejor de lo que yo lo he hecho.

(Hermosos y malditos no la leí, Marichuy, sí Tender the night. Imagino que Pombo llegará a México tarde o temprano, porque es uno de nuestros autores con mayor proyección).

Un beso a todos

Champy dijo...

Estas entradas me parecen maravillosas, pero luego me muero de coraje porque acá no consigo nada y nomás me quedo muerto de envidia y de coraje...

Si yo tuviera un amigo....

2046

pon dijo...

La diferencia es lo mejor del ser humano, la cosa se complica cuando esa diferencia se convierte en la excusa para la disgregación y el apartheid. Ya venga de dentro o de fuera del grupo diferente.

La "reventa" de Pombo, más clara, jejejeje.

Ernesto dijo...

Con esta novela me enganché el verano pasado. No conocía nada de él, me enganchó su dialéctica en una entrevista y el coger este libro tuvo que ver sin duda la temática (y para qué mentir, que uno de los personajes fuera malagueño) La prosa de este señor es riquísima en contenido, significados, referencias -gracias a él descubrí uno de mis poemas de cabecera:"Una felicidad libre de euforia". Pombo es sin duda uno de los grandes. Recomendadísimo el libro.

molano dijo...

De acuerdo con pon. ¡Viva la diferencia!
En cuanto a Pombo, no le he leido pero me cae muy bien. Me parece un tipo muy jóven, en cuanto al entusiasmo que demuestra por todo pero, claro tiene una edad y un pasado que inevitablemente condicionan sus ideas.
Muy currado el post. Enhorabuena.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

Hola guapo, sigo de obras/siniestros, más de siniestros... pero ya lo contaré, me tienen frito...
La verdad es que me gustá más Alvaro Pombo como personaje, articulista, y tertuliano, que como escritor. Es heterodoxo, a veces tiene unas posturas muy originales, polémicas (pero las justifica muy bien, es enormemente ingenioso), y me parece muy divertido, enormemente sagaz, brillante. Me acuerdo de unas tertulias en la tele, que salía por las tardes, con Villena, Mendicutti, Leopoldo Alas. No sé si era en un programa que presentaba Terenci Moix, no estoy seguro...
También tengo referencias por dos amigas escritoras, ellos se conocen, y me contaron cosas (que no son de blog), pero que vamos, hablan de un ser estupendo, muy simpático, agradable, ingenioso, encantador...Tampoco son grandes anécdotas las que conozco, pero graciosas sí. Es una persona con un humor especial, creo. Bastante culto además, con la salvedad de que él se considera poeta, sobre todo, y siempre lo dice (tiene bastante poesía publicada): "Yo no soy escritor, yo soy poeta...", es una de sus frases favoritas, que suelta cuando le llaman escritor. No he leído su poesía, pero me dicen de buena tinta que es excelente.
Sólo he leído "Los delitos insignificantes" y "El metro de platino iridiado", que me gustó un poco más. Aunque no es de los autores contemporáneos que más me gustan (tampoco me gustan muchos escritores españoles contemporáneos), sí que creo que no es un fenómeno editorial, por ejemplo (aunque haya ganado el Planeta). Me gusta más que Mendicutti, eso desdeluego...
Pero si me puedo escapar a Isherwood y me dejas...:-). Así no hablamos del orgullo ni de los desfiles, porque Isherwood hacía tantra, yoga, y estaba flotando..., yo creo que como que mejor. A mí es que me mola ahora mucho el rollo de la gente que flota y hace tantra. Lo de "que flota", igual lo digo porque he tenido goteras y siniestrilos,y me hubiera gustado escapar como el genio ese que aparece y desaparece en los anuncios ¿Cuál es? Creo que es Mr.Propper, uno de ésos.
Besotes.

Anónimo dijo...

"April is the cruelest month, breeding.
Lilacs out of the deadland, mixing.
Memory and desiring, stirring.
Dull roots with spring rain"

Es el inicio de La Tierra Baldia ("The Waste Land"), de T.S. Eliot.

No comparto las tesis de Pombo, pero me parecen muy interesantes sobre todo por lo que tienen de estudio generacional. Siempre me ha parecido un escritor excelente, desde "El heroe de las mansardas de Mansard", en los primeros anhos 80. "Contra natura" es una novela fabulosa.

Pombo tenia un blog muy interesante, pero lo acabo abandonando hace unos meses.

Justo dijo...

¡Y nosotros diciendo que era Shakespeare!

Muchas gracias por tu comentario, thefirstsquirrel, y bienvenido.

Sí, tengo enlazado el blog de Pombo, era un seguimiento a la trayectoria de Obama, o algo así. Pero nos dejó con la miel en los labios, es verdad.

Un saludo cordial

Capri c'est fini dijo...

No he leído a Pombo (asignatura pendiente) pero es de esos escritores que da gusto escucharlos hablar, listo, sagaz, irónico y con su punto de mala leche. Y en cuanto a lo del "buen homosexual", hombre, supongo que no hay que tomársel al pie de la letra y mirar un poco entre líneas. Y aunque parezca un tema baladí, creo que no lo es. En el mundo de hoy, en el que todos somos supermodernos y supertolerantes, se sigue sin tolerar al "homosexual malo", porque el "homosexual bueno" debe ser como el "buen negro" un joya extraordinaria que no tenga ninguna sombra de duda de lo bueno que es. Por supuesto que yo no creo en esto, pero sí que es una opinión demasiado extendida.

El Deme dijo...

A la Reina Sofía tampoco le gustan los desfiles del Orgullo.
El día que hablemos de personas en vez de gays o negros o funcionarios o asturianos o monjas o zurdos, entonces habremos logrado la libertad social.

Javier dijo...

Me emocionó, y lo entendí a la perfección, creo que el hecho de pertenecer a una generación determinada y haber vivido unas situaciones, no iguales pero sí semejantes nos hace que esta novela nos llegue con más facilidad que a los más jóvenes, no creo que Álvaro Pombo juzgue, sino que más bien se hace eco de un mundo que en cierto sentido tiende a desaparecer, y aquí guarda una parte importante de esa memoria.