viernes, 14 de septiembre de 2007

PULSEPROGRAMMING, A LA FELICIDAD -CONTENIDA- POR LA ELECTRÓNICA



Ya hace cuatro años que conocimos -gracias a Siglo XXI, el programa de Radio 3, una emisora que sí es un auténtico servicio público; como un día el gobierno de turno se la cargue, algo que ya se ha intentado, estamos perdidos- un disco de electrónica intelectualizada, Tulsa for one second, firmado por un grupo de artistas de varias ramas -incluido un poeta- y asentados en Chicago. Este proyecto que ellos definían como multimedia era ciertamente versátil, y sus protagonistas andaban inmersos en aventuras diferentes relacionadas con los sonidos y las tecnologías y la búsqueda estética -y social, porque se involucraron a su modo en la protesta contra la guerra: la cultura siempre es compromiso, sea de un tipo o de otro-; el CD, en forma de casita montable, tuvo buena acogida por parte de los especialistas, que hablaron de minimalismo y de indietrónica, e indiferencia por desconocimiento en España, as usual: aunque Pulseprogramming , claro, no son grupo para mayorías, ni siquiera son un grupo al uso.

Tulsa for one second tiene nueve cortes en los que se recorren todos los estadios del sentimiento, excepto aquellos más extremos -no aparece, por ejemplo, la desesperación-. Son como las paradas del alma musicadas por ordenador, un arco de emociones íntimas que abarca desde la incertidumbre hasta el arrepentimiento por no haber hecho algo a tiempo, la confusión, la melancolía tenue, la felicidad anticipada, el presentimiento sombrío, todo ello entrelazado en una serie de episodios lógicos.
Los nombres de los temas -casi todos instrumentales- entroncan con la literatura -Stylophone purrs and mannerist blossoms, All joy and rural honey, Within the orderly life, Largely long-distance loves, Bless the drastic space,..- y toda esta enciclopedia musical -que ha generado un disco posterior de remezclas realizadas por otros artistas- contaba con un preludio absolutamente fascinante, para mí casi la mejor canción de lo que llevamos de los años dos mil: Blooms eventually, que es más directa, distinta de la línea que recorre el resto del disco, pero no menos sutil o evocadora.

Blooms eventually presagia la pérdida afectiva -"Take my hand before you go..."- que se afronta sin embargo con un ánimo un tanto alucinatorio, con el propósito de atesorar la comunión con la persona amada -"Such a precious time to spend with you..."-, de una manera casi sagrada-"¡Hush now!...".
Es como la frase de Simone de Beauvoir en una de sus novelas, "Este instante es real para siempre, real como la muerte y la eternidad", pero llevada a más de cinco minutos de tonada electrónica que alcanza su punto culminante un poco más allá del minuto tres, cuando se intenta prolongar, para siempre, ese momento único, y entonces se irrumpe en un clímax que parece nunca va a terminar, y la computadora desafía a las reglas humanas y nos vemos conducidos a un orgasmo infinito de sentimientos, de anticipación de felicidad y de tristeza, de expectativa, de imaginación y ensueño y, en el fondo, de soledad, hasta que al final el espejismo se desvanece y todo se para y el ordenador ha sido derrotado, también, por las mismas reglas del tiempo con las que llevamos batallando en vano una eternidad, y por la imposibilidad de transmutarse una persona en la otra.
A mí me emociona una barbaridad este Blooms eventually que considero proustiano a su manera y que os planto en la videoteca -hay que oírlo con el volumen muy alto, of course- con la esperanza de que también os transmita algo parecido, en el caso de que no lo conociérais previamente. El vídeo refleja además muy bien esa cascada de sensaciones mentales y de ilusión ansiosa.
No sabemos nada de Pulseprogramming hace tiempo, pero de cualquier novedad seréis puntualmente informados desde estas aguas de Korador.

GONZALO CANALE TRIUNFA EN KORADOR

Bueno, no todo iban a ser éxitos deportivos, y es que he comprobado con regocijo el interés que está suscitando la entrada que publicamos sobre Gonzalo Canale hace unas semanas, a través del rastro dejado por internautas, preferentemente europeos, en su búsqueda. Y no me extraña nada, supongo que la imagen en este caso sedujo más que todas las palabras con que la adornáramos. Ya sabéis que nuestro querido deportista tiene una página y un blog cuyo enlace os facilitamos en el que nos obsequia periódicamente con nuevas fotos y comentarios.
Por cierto, que estos días transcurre el mundial de rugby y no me estoy enterando de nada, puesto que aquí no es noticia. Y ya tenemos, por lo menos en Francia, el nuevo calendario Dieux du Stade de 2008, que en esta ocasión abre con... Geoffroy Messina, otro de nuestros favoritos.


((Y hablando de entradas con aceptación -pronto las repasaremos en una nueva sección, Clásicos populares-, la que cuenta con una mayor carrera triunfal en esta modesta bitácora es la reivindicación acalorada del disco Dragón Negro de Esclarecidos como el mejor del pop-rock español de los 90. Parte de este interés se debe al enlace directo con el post que se puede encontrar en la página de Persephone sobre este grupo -que desde aquí agradezco- y por supuesto a las pasiones que todavía genera esta banda, lo cual me congratula enormemente. ¡Organicemos una convención de fans para que vuelvan! Un beso muy grande, queridas amigas y amigos.))

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