domingo, 30 de septiembre de 2012

1968 ES UN AÑO DE TEBEO


 
 
En un pequeño pueblo de Murcia, Mula, un niño de ocho años va descubriendo los sinsabores y regocijos de la vida, acompañado de sus compas del colegio y por supuesto de sus padres, hermana y abuela. A través de sus ojos limpios vamos rememorando o descubriendo la España de 1968 -que precisamente es el primer año del que yo tengo conciencia exacta como tal: recuerdo el calendario colgado en mi cuarto-, por medio de sencillas historias de una hoja que siempre concluyen con una viñeta en la que aparece alguna serie o programa de televisión, el aparato que comenzaba a transformar los hogares y la vida de los españoles para siempre. (Ya os conté que en la Feria del Cómic de Coruña adquirí una novedad, 1968, un año de rombos, un álbum de Juan Álvarez publicado por Edicions de Ponent. Lo hice por pura intuición, porque no conocía al autor -o creía que no lo conocía, porque muchas veces he leído Lucía, gabinete de sexología en El Jueves, que es de su autoría. Pues bien, ha sido para mí un verdadero descubrimiento, y una lectura grata y emocionante. .)

Tras la apariencia de simplicidad Juan Álvarez ha realizado un trabajo extraordinario esbozando con gracia y talento peripecias y situaciones comunes para muchos niños que jugaban en las calles de entonces. De lo local a lo universal, como se suele decir. Como dijeron en la presentación de la FNAC Carlos Giménez y Carlos Pacheco, por distintas que sean las circunstancias de cada cual, leyendo este libro tenemos conciencia de generación quienes comenzábamos a transitar durante aquellos años. El hecho de que coincidiera la infancia de esos niños con el paulatino despegue económico y la progresiva relajación de las costumbres creó la ilusión de que nuestra edad era de algún modo la misma que tenía un país nuevo que iba descubriendo todo al mismo tiempo que nosotros, siendo el paso de la tele de blanco y negro a la de color un símbolo del final de la infancia, así como la aparición del destape y la normalización democrática coincidirían más tarde con nuestra adolescencia del despertar erótico y la primera toma de conciencia política.
 
Con Juan Álvarez en la presentación del libro en Madrid. ¡Me hizo una dedicatoria preciosa con dibujos!
 
Pero hayáis vivido o no esa época, os recomiendo vivamente este álbum sencillo -en el buen sentido- y entrañable, que lleva dentro retazos de vida auténtica, de humor, de emoción. Un trabajo así demuestra la grandeza del cómic como medio de expresión y transmisión cultural: no se me ocurre que este tesoro de experiencia personal y sentimental pudiera haberse volcado en otro medio: ni en el cine, donde hubiera quedado demasiado trascendente, ni en literatura desde luego.. hay experiencias que son, sencillamente, de tebeo.
 
(La página que reproducimos abajo pertenece evidentemente a otra historia de Juan Álvarez: tiene demasiados rombos para 1968, jaja..)
 
 

(Juan Álvarez Montalbán tiene un largo historial en el mundo del tebeo y la creación animada en general, habiendo trabajado para la productora Hanna Barbera, la serie de dibujos Don Quijote de la Mancha en TVE, las revistas TBO, Zona 84, Tótem y otras muchas. Actualmente publica en El Jueves, Playboy de Estados Unidos y coordina el Aula de Cómic de la Universidad de Murcia. 1968, un año de rombos es su trabajo más personal, directamente inspirado en sus vivencias).
 

4 comentarios:

Alvaro dijo...

Pues no he vivido esa época pero me lo apunto, además los dibujos son sencillos pero muy expresivos.
Saludos

AlexCerati dijo...

Se ven interesantes, me gustaría leerlos!

Uno dijo...

Me ha gustado eso de que 1968 es el primer año del que tienes conciencia. Te lo voy a copiar, aunque cambie el año, porque creo que rejuvenece mucho.
Esa historia en francés merece que publiques por lo menos la página siguiente.

Un abrazo

Justo dijo...

MUNDODENA: Sí, tú lo has dicho, es muy expresivo..

ALEX: Pues nada, hoy en día no hay dificultad para eso, jaja..

UNO: Me encantaría ver la continuación de la historia, sí..

Abrazos a todos