GRACE JONES PLANEANDO LOS CIELOS

Tardó mucho en aparecer, tanto que yo ya comentaba con Xose que le había dado el pánico escénico, que no iba a concurrir, que estaba cagada de miedo, después de tanta ausencia y con el público bramando, nada menos que en el Sónar de Barcelona. Qué ingenuo. Cuando se abrió el telón hubo unos minutos en que apenas pudimos discernir a la banda potente y numerosa, mientras del recinto se apoderaba un sonido inquietante. Entonces nos dimos cuenta de que había que mirar para arriba, por todo lo alto, claro, que se trata de una diosa que no va a comparecer de cualquier manera, y un escalofrío de pavor nos recorrió cuando finalmente la atisbamos subida a una especie de torreta vigía, o una plataforma, con un atuendo apocalíptico y amenazante, una figura espectral a medio camino entre el All that jazz de Bob Fosse y un vídeo tétrico de Marilyn Manson. Al verla alzar los brazos, no supimos si nos iba a bendecir o a excomulgar de inmediato.


La música elegida para tan solemne momento fue Nightclubbing, su versión de un tema de Iggy Pop. Me ocurrió algo curioso, y es en que en muchos momentos la voz de esta diva que se mantiene en perfecta forma a sus 61 -¡qué piernazas, y qué rostro bello!- me recordó a la de David Bowie... Musa warholiana, estrella del Studio 54 en su mejor tiempo, rival andrógina de Amanda Lear a finales de los 70 y una de las primeras reinas de la música disco, modelo para los anuncios más atrevidos, actriz de cine en fantasías desbocadas como la de Conan el Bárbaro, diría que Grace Jones sí que es un icono, si no detestara tanto esa palabra que ahora se usa para referirse a cualquier cosa...





La sorpresa de la noche fue su grata cercanía. Porque enseguida se nos pasó el miedo -que de verdad se siente cuando aparece- y disfrutamos al máximo con sus comentarios y bromas en español... En el repertorio no faltaron sus clásicos, que no son muchos: I´ve seen that face before, de quien fuera su amigo Astor Piazzolla -con la irrupción en escena de un caballero impecablemente vestido de blanco, un personaje maligno, terminal, como el fantomas de Carretera Perdida-; La vie en rose, su maravillosa versión de la canción de Edith Piaf, con la que se dio a conocer y que a mí me gusta más que la original -la interpretó ataviada de maestra de ceremonias de cabaret-; la deliciosa My Jamaican guy, menos conocida, y la electrizante Pull up to the bumper, para terminar con el Slave to the rhythm que fue la guinda de la fiesta y que nos dejó con la boca abierta, ya que lo interpretó a ritmo de hula-hoop, sin perder la voz ni un segundo, todo el tiempo al compás del aro y culo en pompa.

Del nuevo disco Hurricane -muy digno-, cinco canciones, a destacar Love you to life y la que da título al disco, con una impresionante puesta en escena -parecía que a nuestra Grace se la llevaban los vientos-.

El modelo base era un top negro, generoso al mostrar las impresionantes nalgas de la jamaicana casi al completo. Los aderezos fueron cambiando para cada canción: así, disfrutamos de todo tipo de sombreros, gorros espaciales en forma de cono, antifaces felinos, velos y tocados de abadesa lujuriosa, antenas con luces y capas al viento, para no desdecir de su reputación de diva posmoderna, que en Barcelona refrendó con creces. Una estrella nocturna y sofisticada, sin parangón hoy en día, inigualable, que planeó por los cielos en esa noche magnética.
La entrega del público fue grande y el éxito, sonoro. Aunque ya había comenzado el día anterior, fue ella en la noche del viernes quien abrió el festival de hecho...





SLAVE TO THE RHYTHM / GRACE JONES EN SÓNAR 2009 (Gracias a betoline 69) ¡¡¡Qué maravilla, qué impresión!!!



Grace Jones en el Féstival de Música Avanzada y Arte Multimedia Sónar 2009. 19 de junio en Sónar Club, L´Hospitalet de Llobregat, Barcelona.



(Mis fotos, las que no se ven bien, snif. Las tres primeras, las otras medio borrosas y la de arriba de lluvia final de confeti plateado en el concierto. Las tres impresionantes seguidas son del archivo de 20 Minutos y de promoción del propio festival).

Entrada dedicada a Calamarin, de Cool Frenesie