domingo, 7 de junio de 2009

DOS ARTÍCULOS PARA LA REFLEXIÓN


Siento un gran desaliento por lo que me ha llegado de la campaña de las elecciones europeas en España y su tono de zafiedad generalizada. Y, claro, por el resultado de las mismas en el conjunto de países. Por buscar un consuelo, percibo que no estoy solo en esa apreciación. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué frena al prometido regeneracionismo?

Jornada de reflexión.- Antonio Orejudo

Recuerdo las primeras generales del año 77. Yo no podía votar todavía, pero llené varias carpetas con propaganda electoral. Aquellas octavillas volando por las calles me parecían fascinantes y las coleccionaba. Y era un triunfo despegar un póster sin que se rompiera. Cuanto más raro era el partido, más codiciada era su cartelería. Las cosas han cambiado. El mundo entero ha cambiado. Pero las campañas electorales no. Ni los partidos políticos. ¡Hay algunos que tienen más de cien años! Hoy es jornada de reflexión y la mayoría siente alivio porque ha terminado la más bochornosa campaña desde aquel 77. En Europa van un paso por delante en estas cosas de la democracia. Salvo en Italia, claro. Gracias a Berlusconi mi país parece decente. En otros no ha habido campaña. O casi. Le han ahorrado al ciudadano la incomodidad de sentirse agredido cuando aparecen en televisión. Los políticos y sus partidos, me refiero. En el Reino Unido están hartos de sus excesos y de su incompetencia, y hay diputados laboristas que recogen firmas para que Brown dimita.

Te digo que van por delante. ¿Te imaginas tú a Leire Pajín recogiendo firmas contra Zapatero? Eso sí que sería un acontecimiento planetario. Y aquí en España ¿nos hartaremos algún día de algo? ¿Diremos alguna vez hasta aquí hemos llegado? ¿O acabaremos hocicando como los italianos? Porque lo que parece evidente es que esto necesita un ajuste. Esto: Europa tal y como está concebida y la democracia secuestrada por los partidos políticos, que si un día fueron los instrumentos fundamentales de la participación política hoy son el principal escollo de cualquier reforma o regeneración
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(Público, 6-6-09)


El encéfalo.- Juan José Millás

Qué dilema, Dios, el del contribuyente. O va a las urnas y da por buena una campaña que ha competido en zafiedad, incultura y mal gusto con los programas más tirados de la tele, o no va y permite que cada uno lea su abstención como le convenga. También puede ir y votar en blanco, pero tiene uno la impresión de que ese voto es una respuesta floja, inane, a la agresión intelectual de que hemos sido víctimas durante las dos últimas semanas. Se dice pronto: 15 días con sus telediarios, con sus mítines, con sus horas de radio, con sus cuñas publicitarias, con sus decenas de titulares periodísticos, de editoriales, de tertulias, sin que en medio de toda esa palabrería (que ha costado una pasta) apareciera una sola idea. De haberla visto, habríamos corrido tras ella para atraparla o para que nos atrapara. El pensamiento es una conquista dura, una escalada. Y nada garantiza, por alto que hayas llegado, que no puedas precipitarte de nuevo en la barbarie. Que un país con la historia de Italia vote a Berlusconi debería hacernos reflexionar. El mal está ahí, a la vuelta de la esquina. Y se puede caer más bajo todavía, no hay límites en el descenso a los infiernos, en la decadencia política, en el declive cultural.

Pues ya decimos, ni una idea en toda la campaña, ni un pensamiento organizado, nada. Unos por vocación, otros por torpeza, todos se han aplicado a la tarea de evitar la creación de un escenario donde fuera posible el trabajo del encéfalo. Da pánico asomarse al campo de batalla. Yo votaré, claro, pero al borde del desaliento, quizá por cobardía, por aquello del mal menor, pero también porque en la abstención percibo a veces cierta suficiencia, cierto sentimiento de superioridad que no comparto. Ahora bien, al día siguiente de las elecciones habría que hacer algo, porque esta mierda no puede continuar así
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(El País, 5-6-09)

((En la foto de Luis Sevillano mi colegio electoral, el del Ministerio de Educación, en la calle Alcalá de Madrid)).

8 comentarios:

José Angel dijo...

Parece mentira Justo que le dediques espacio al Millás: semejante detritus. Haciendo un bucle con su propia reflexión, ¿cuándo ha lanzado una idea servible este ser moral desde sus artículos? ¿Cuándo ha escrito algo literariamente valioso?
Esta campaña ha sido como todas, y todas las que van a seguir viniendo. Hay que votar con la cabeza y no con la punta del capullo, que es como se ha votado en España y en Europa.
Un saludo.

Justo dijo...

Millás me parece un buen columnista; otra cosa son las novelas, coincido contigo, no les veo entidad, aparte de que tengan títulos más o menos ocurrentes -La soledad era esto, El desorden de tu nombre...-. No llega ni a Quim Monzó ni a Pere Calders, que tú conoces bien, que son en realidad sus padres putativos.

Pero me ha parecido interesante la reflexión viniendo de él, porque pocos periodistas han defendido tanto al Gobierno actual. Entiendo de todos modos lo que dices: los electores que somos proclives al centro izquierda somos hipercríticos con las actuaciones de quienes nos representan,mientras que los conservadores van a piñón fijo: les da igual, porque al final están defendiendo sus intereses materiales, y les importa un pimiento, por ejemplo, la corrupción, como se ha demostrado.

Al final, votar o no útil se convierte en un dilema casi filosófico.

Champy dijo...

desconosco las carreras de tus citado el día de hoy, pero te puedo participar que nosotrso vivimos en estos momentos una guerra similar, en la contienda estan los que defienden el derecho al voto a como de lugar, con los mas de los arfgumentos imaginables, así como los asqueados por nuestra corrompida violada y sin valor democracía, los que nos adelnatmos a anular nuestro voto antes que lo anulen los imbéciles en el poder.

Pero, como adultos, debemos adoptar una postura y ejercerla en consecuencia.

De lo que si estoy a favor es de ejercer un derecho en la intimidad de una cabina personal, sufragando o anulando con conciencia.

2046

Justo dijo...

Bueno, tu nuevo avatar viene al pelo, Champy..

marichuy dijo...

Justo

Te leí desde anoche, y no supe qué decir. Nada bueno augura, me parece, el que Europa haya votado mayoritariamente a favor de la derecha. Quizá haya países en los que no extrañaría, pienso en Austria por ejemplo (ya ni quise ver los resultados país por país); pero ver que sociedades otrora progresistas, como la francesa y la española, hayan sufragado así, siempre da un poquito de pena. Hasta Bulgaria, caray.

En fin, no tengo nada grato qué decirte. Acá en México, en menos de un mes serán las elecciones... a saber cómo nos vaya.

Un abrazo

molano dijo...

Comparto el desaliento general ante el resultado de las elecciones. Y si, Justo, que hasta Millás despotrique del desarrollo de la campaña da que pensar.
A mi por otra parte lo que me ha dado envidia es tu colegio electoral. Qué nivel. Yo voto en Madrid, en Chamberi. En mi colegio, llego hasta la urna por pasillos llenos de floreros de plástico e imágenes de santos. Me acompañan sillas de rueda, ancianos, monjas en camilla... ¡Así no hay manera de conservar la intención de voto!

gaspashá gorkovskaya dijo...

Yo lo que creo es que eso de la "derecha" y la "izquierda" son cosas del pasado, no han servido ninguna de las dos y estoy bastante harto de que sigan manipulando con esos dos conceptos (entre otras muchas manipulaciones). Mientras esto exista, aparte de otros motivos como las religiones, que eso merece un largo debate, siempre habrá divisiones y conflicto.
Yo no he votado, así no me quejo más. Un abrazo.

Javier dijo...

Llego a toro pasado, lidiado y desaprovechado, creo que los que fuimos a votar, lo hicimos más por cumplir como ciudadanos que por empatía, ya que nos tienen aburridos, y ahora andan en discusiones bizantinas que aún nos exasperan más, la sensación de desdén por el ciudadano se esta haciendo insufrible, lo cual me lleva a pensar sino será eso lo que desean.