domingo, 14 de octubre de 2007

TRES ESCRITORES ESPAÑOLES

Los tres publican novela nueva, los tres me interesan, y los tres son la prueba de que hay una narrativa española contemporánea diversa, potente y creíble. Hablamos un poco de ellos. Orden estrictamente alfabético.

RAFAEL CHIRBES, EL HOMBRE SENTIMENTAL

A mí me enternece este escritor que es discreto y humilde, a pesar de la calidad de la obra que va articulando y del reconocimiento de tantos lectores a su valía, aquí y en otros países como Alemania. Su trilogía de la evolución de la sociedad española desde el desarrollismo hasta hoy -La larga marcha, La caída de Madrid, Los viejos amigos- parece que se amplía ahora a tetralogía con su nuevo libro, Crematorio -un título muy lógico si tenemos en cuenta que es lo único que puede ya quedar tras la desolación de Los viejos amigos, que para mí trata en realidad del miedo a la muerte-.
Chirbes realiza retratos corales, al modo de La colmena, pero con corazón; no desde arriba y majestuosamente, sin piedad por sus personajes o diseccionándolos como haría un entomólogo, sino absolutamente implicado y dolido, y si bien toma partido claramente por un modelo de sociedad que no se ha conseguido -la traición, la renuncia o el fracaso son temas clave en su obra- ello no conlleva sectarismo en la configuración y evolución de sus personajes, que discurren libres, porque él conoce las ambivalencias inherentes a toda persona.


Por mi parte, si tuviera que elegir una novela contemporánea ambientada en Madrid, elegiría sin duda La larga marcha -aunque transcurre en distintos escenarios-, mi novela favorita de Chirbes, de la que recuerdo con especial cariño el personaje de José Luis, que protagoniza párrafos delicadísimos, y gracias al cual nos podemos hacer una idea de lo que serían las vivencias, afanes y miedos de un joven homosexual en los años sesenta.

BELÉN GOPEGUI, DESDE LA TRINCHERA

Ella no es una escritora al uso, porque lo que más le interesa -o al menos da esa impresión- es la filosofía, y dentro de ella la filosofía política. Alguna vez la he oído decir que quizá cambie de instrumento, que no está segura de que una novela sea lo más eficaz en este momento -de hecho, cada vez escribe más guiones para cine-. Porque Belén Gopegui, a pesar de su procedencia social acomodada, o quizá precisamente por eso, es disidente, milita contra el modelo político y económico que tenemos y que se tiene ya prácticamente en todo el mundo, contra el hecho de que alguien tenga que trabajar para otro alguien, y siendo esa lucha su prioridad las novelas se las plantea como vehículos para hacernos llegar sus ideas.
Eso no quiere decir, ni mucho menos, que descuide la escritura, ni la trama ni la poesía.
Partiendo de premisas muy interesantes -por ejemplo, alguien pide a sus dos mejores amigos un millón de pesetas, y luego no puede o no quiere devolverlo-La conquista del aire-; un grupo de amigos deposita sus esperanzas en la formación de un grupo de teatro que representa, a domicilio, los sueños o fantasmas de sus clientes -Tocarnos la cara-; con el trasfondo del referéndum de la OTAN, seguimos las peripecias laborales de un joven trepa -recuerdo especialmente el bello personaje de su hermana-, comentadas por un peculiar coro como salido de una tragedia griega, que pondrá el oportuno contrapunto a cada paso -Lo real-.
Ahora, Gopegui vuelve con El padre de Blancanieves, donde, dicen las reseñas, la vida de una profesora de instituto cambia radicalmente a partir del retraso en el envío de una compra del supermercado, y la posterior queja interpuesta. Seguro que será interesante porque esta escritora guerrillera, absolutamente a contra corriente, es muy estricta y meticulosa, y nos hace reflexionar sobre las relaciones basadas en el poder, sobre nuestros vínculos más cotidianos observados desde otro prisma, porque para ella lo individual no existe si no es a través del sentido que le confiere lo colectivo.

JAVIER MARÍAS, CLÁSICO Y MODERNO

Realmente es difícil escribir sobre él, tantas cosas se han dicho ya. Con respecto a su pose o actitud, que tanto le reprochan sus enemigos, os diré que a mí me encanta, hay quien puede permitirse ser petulante o engreído y quien no, y él desde luego forma parte del primer grupo.
Y sobre sus novelas, pues... se cuentan entre las que más me han hecho disfrutar en los últimos años, las pocas que he leído, porque realmente sólo conozco Corazón tan blanco y las dos primeras partes de Tu rostro mañana, aparte de sus artículos de prensa -bien mirado, esto es un privilegio, porque me queda mucho por conocer-.
Aunque él es muy siglo XX en su tipo de erudición y en su rechazo a las nuevas tecnologías, su escritura me parece totalmente contemporánea, a diferencia de esos escritores y escritoras que triunfan hoy con un concepto de la novela decimonónico y extemporáneo, como si fuera posible mejorar Madame Bovary o Anna Karenina o En busca del tiempo perdido.

Las obras de Marías me parecen, sin embargo, vanguardistas y clásicas a un tiempo, como sólo puede permitirse quien posee un sólido conocimiento y una gran inquietud y curiosidad. Giran en torno a conceptos como el olvido, el remordimiento... y la trama, además, puede ser temporalmente apartada para dejar que irrumpa una disquisición, o una investigación histórica real, o un pensamiento que abarca varios capítulos y aunque en la acción propiamente dicha no acontezca nada a nosotros nos puede parecer que ha pasado una vida, repleta eso sí, de ideas y de imágenes, algunas de ellas tan vigorosas que parecen tarantinianas -ese episodio de la discoteca en la segunda parte de Tu rostro... con un individuo bastante cretino amenazado, su cabeza en la taza del váter, y la espada que un enigmático e implacable agente británico hace pender sobre su cabeza..., y mientras, en el club, la señora madura y obsesionada con su atractivo físico pensando si ese día también se encontraba seductora y hasta cuándo iba a resultar eso posible.


Vista, por otro lado, su merecida y extraordinaria repercusión internacional, no me extrañaría, y lo llevo diciendo bastante tiempo, que Javier Marías fuera, en unos años, nuestro próximo Premio Nobel, aunque a mí eso me dé bastante igual. Estos días publica la tercera y última parte de Tu rostro mañana.

AMIGOS DE LARGO RECORRIDO.((Cumplen años Román, viejo amigo y confidente de Ciudad Chanante, y Dominik, a quien conocí con quince y ha entrado ya en los cuarenta, en la Alemania que empecé a querer gracias a él. Y me envía desde la región murciana Juan -cómplice desde la Facultad-, un sobre enorme con sus artículos y entrevistas, que me encantan. Y el jueves salí por ahí con mi Luismi, amiguito y vecino en la época EGB, a quien recuperé hace poco después de un intervalo enorme, y con quien me siento feliz, nada más por el hecho de verle y de estar con él)).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Haré algo parecido con escritores chilenos, te sorprenderás, pero respecto de los escritores que has puesto en tu blog, definitivamente me quedo con... RAFAEL CHIRBES, pero bien, que los demas son igual de buenos, pero uno siempre tiene un favorito, un eso desde chile, addio.-

Justo dijo...

Me interesa mucho, Dámaso, porque aquí llega poca información literaria de Chile, aunque sí que he visto algo del cine último que tenéis -me gustó bastante "En la cama", por ejemplo-.
Chirbes es un encanto. Un beso y bienvenido, estaré atento a tu página.