martes, 25 de septiembre de 2007

DIEGO MARTÍN, EL BUEN POLICÍA


De un tiempo a esta parte la profesión masculina que encuentro más sexy es la de policía nacional. Claro que siempre me gustaron los polis en general -y también los reponedores, fontaneros, electricistas, albañiles, mecánicos, bomberos, ferroviarios, jugadores de rugby, pilotos, azafatos, enfermeros y hasta algunos doctores y veterinarios, publicistas y representantes comerciales -nunca abogados o jueces y notarios, periodistas, profesores, psicólogos, políticos, sindicalistas, empresarios, que suelen ser, salvo honrosas excepciones, antieróticos-.
Y quizá en mi preferencia máxima por los policías, y dentro de ellos por los del cuerpo nacional -no es por un prurito patriotero, es que realmente el uniforme les queda muy bien a las nuevas hornadas de agentes- algo haya influido el hecho de que asocio la imagen del actor Diego Martín a esta profesión.
En la serie Policías, que es donde le vi por primera vez, interpretaba a Jaime, un agente adusto y ceñudo, difícil de tratar, exigente, atormentado -se dijo que el personaje estaba inspirado en el que hiciera Russell Crowe en LA Confidential- y pasional a un tiempo, irresistible, y esa virtud que tiene este chico vallisoletano de 33 años de encarnar, no sabemos por qué, un físico tipo de una generación de españoles lo hace más adorable aún, porque Diego se parece algo al novio de la vecina de abajo, al cuñado de la compañera del curro o al primo hermano de los de la farmacia de la esquina, que hace sustituciones por la tarde. Y es como si, al verle y al habernos convencido y gustado, de alguna manera hubiéramos tomado cariño a los policías -que suelen ser de su edad, color de pelo y estatura- que vemos por nuestras calles, como si entendiéramos mejor lo que hacen al llegar a casa o lo que rumian cuando no están de humor para nada.

Después fuimos a verlo al teatro -Rondó para dos hombres y dos mujeres- y se hizo popular en la archiexitosa Aquí no hay quien viva, y aunque a sus fans no nos gustó mucho verlo hacer de tonto, estamos agradecidos a la serie porque nos deparó una escena inolvidable donde lució sus encantos tapándose apenas con un elefante de peluche, al modo de Harrison Ford en Frenético.

Ahora su cada vez más nutrido club de seguidoras y seguidores estamos de enhorabuena, porque aparte de poder verle los martes en la serie de TV Hermanos y detectives -¡donde vuelve a hacer de policía! y en la que por cierto el chaval argentino, Rodrigo Noya, lo hace genial- ha estrenado peli como protagonista, Un buen día lo tiene cualquiera -que por desgracia ha pasado como un suspiro por la cartelera, no nos dio tiempo a verla- y lo tendremos en uno de los films más esperados de la temporada, las Mataharis de Icíar Bollaín, que estos días compite en San Sebastián.
Pero eso no es todo: ¿no he dicho aún que me parece un actor versátil y talentoso, comedido y eficaz? Pues también. Aparte de que por su rostro y actitud intuimos que, humanamente, Diego merece la pena. Y es que, reconozcámoslo, hay algunos héteros sueltos por ahí...

2 comentarios:

apachete dijo...

Pues estoy completamente de acuerdo contigo.
A mi también me ponen los uniformes, sobre todo los de la Policía Nacional y la Guardia Civil, y Diego Martín es como un osito de peluche al que me encantaría arrancarle el peluche a mordisquitos.

Justo dijo...

Me alegra coincidir contigo, Apachete. Aunque como los fans sigamos avanzando en esta escalada entusiasta,.. Diego acabará saliendo a la calle con protección policial. Ah, he oído que en "Mataharis", que se estrenó ayer, también hace de poli...por algo será. Un abrazote