miércoles, 9 de abril de 2008

IMPRESIONES EN BRUSELAS

No sé si todo comenzó en el 80 con el estreno de El resplandor, o si antes los hoteles también eran así. El caso es que la estética Overlook es recurrente y como la película habita siempre en nuestra memoria, no ganamos para sobresaltos.

UN OVERLOOK EN ROGIER
A veces te encuentras el pasillo al doblar un recodo siniestro.
En otras ocasiones te percatas cuando ya estás bien dentro, y no prestas atención porque quizá vas charlando con amigos y en medio de la algarabía pasa algo desapercibido.
Pero si estás radicalmente solo el asunto empeora, porque eres consciente a cada minuto de lo que estás atravesando, y no hace falta que tengas la habitación 237. En mi caso esta vez era la 814, al final de un interminable pasillo de inhóspito hotel de 29 plantas en Bruselas, área de Rogier -cuya foto, disparada con mano temblorosa, os adjunto-.
Avanzada la noche, y en un silencio absoluto, me sentí intranquilo y como observado mientras caminaba hacia la habitación. Nadie me invitó a jugar con ellas para siempre, pero lo cierto es que el sueño no lo concilié bien.



LA VIEILLE VILLE
Me gusta Bruselas. Su frío, su rutina laboriosa, su mezcolanza, su animada oferta. Pero percibo lo mismo que en otras ciudades europeas de su estilo: es un lugar viejo en su acepción más filosófica, no porque tenga muchos años -y qué ciudad no los tiene- sino porque da la impresión de que, a pesar de la capitalidad y las instituciones de la UE, de su cosmopolitismo y versatilidad, hace mucho que llegó donde iba, y ya nada tiene que añadir ni que aportar, porque una vez alcanzado el equilibrio y el tope propios de un determinado tipo de civilización, no queda sino emprender la vuelta, en conservadora retirada.

Sí, Bruselas es una dama vieja e indolente, como otras tantas de su estirpe, y lo único que en este momento y desde hace tiempo la redime son las personas inmigrantes que la pueblan y habitan y dan forma y sentido -y no hablo de los inmigrantes de luxe comunitarios, sino de indios, paquistaníes, argelinos, marroquíes, senegaleses, turcos, tunecinos, de quienes brota de nuevo la vida, quienes han realizado una transfusión de sangre a la ciudad moribunda moralmente, enferma de bienestar.
A todas ellas, humildes con sus turbantes y pañuelos que tanto molestan y jerseys hechos a mano y sus hijos agarrados a quienes contemplan con ternura infinita, y a ellos que trabajan o pululan desocupados por las calles habría que hacerles, en algún lugar de la ciudad, un monumento-.

EDIFICIO PULGARCITO
Mis amistades me temen porque siempre llego en el último minuto a los aeropuertos y estaciones de trenes y autobuses y por mi endeble sentido de la orientación y dificultad para interpretar los mapas y planos.




Menos mal que en Bruselas aparece este rascacielos alegre de colores cambiantes -como la fuente del Tívoli costasolero- que se ve prácticamente desde todas partes y que me permitió campar a mis anchas, porque no tenía más que mirar al faro luminoso para saber por dónde me hallaba. No tuve así necesidad de retener en la memoria señales ni edificios ni pistas de ningún tipo, como migas que Pulgarcito va dejando por el camino. Y sólo me preocupé de llegar a los destinos convenidos y de abrigarme con cuidado, el cuello sobre todo bien tapado, para no regresar malo a Madrid.

((El Preludio a la Siesta de un Fauno de Claude Debussy que coreografiara el célebre Vaslav Nijinsky es la música que me viene a la cabeza para ilustrar este viaje. Ahí va. Besos))

L´APRÈS-MIDI D´UN FAUNE, de CLAUDE DEBUSSY, por el BALLET DE LA ÓPERA DE PARÍS

8 comentarios:

Javier dijo...

Primera, primera persona a la que le gusta Bruselas, al menos de la gente que yo conozco, eso te confiere una pátina inquietante, aunque no tanto como "El Resplandor", jajajaja

El Deme dijo...

Mis tres momentos bruselenses:
Tomarme una Lambic Doux en la cervecería A la Becasse.
Mi sesión de cáfé-théâtre en Le jardin de ma soeur ((Rue de Grand Hospice,54).
Mi visita al Musée des instruments de musique en un edificio art noveau precioso....
Sólo en ciudades viejas puede haber sitios así!!!
Gracias por las fotos...

gaysinley dijo...

Si es lo que tienen algunos hoteles de Europa, que recuerdos, yo estuve en Navidades justo en Le Dome, un hotel de estilo art noveau al lado de la torre multicolor... todo un descubrimiento... Yo también tuve esa sensación de la ciudad, aunque también me encantó el ambientillo y los belgas muy enrollados... conocimos a dos y nos hicieron un tour por el ambiente y los mejores garitos...

Cabriola dijo...

a mí también me parece Bruselas una ciudad fascinante...supongo q te darías una vueltecita por la tienda de Tintín jejeje...visita obligada !!!!

besos marisoleros

Anónimo dijo...

Que guay Bruselas...aunque los pasillos esos no me hacen ninguna gracia.

Yo vivo en un piso y cuando miro de noche...me las imaguno a las dos jajajajaja que miedo.

Que fuerte...¿Tivoli? jajajajaja Eso está en Málaga. No creía yo que era tan famoso.

Byeeeeeeeee

senses and nonsenses dijo...

Nijinsky!!!

Justo dijo...

División de opiniones. Eso está bien.
Lo que más siento, Cabriola, es no haber ido a la tienda Tintín, aunque vi imágenes suyas por todas partes. Otra vez será: sabes que soy tintinófilo, aunque los precios de sus figurines suelen dispararse..
Fernando, yo paso total de los parques temáticos de ahora pero el Tívoli en su momento fue lo más.

Y me encanta la exclamación ¡Nijinsky!, que gritaba hasta el paroxismo Lindsay Kemp en uno de sus montajes.

Nos vemos en la red

Champy dijo...

Hasta aqui me ha gustado todo macho!

Que me has puesto a reflexionar demasiado... y donde tu ves misa yo veo infierno... eso te hace riquisimo.....

Ese pasillo me erizó la piel..

Sabes por que...