Lo que tiene ser fan de un actor es que se acude a las salas a contemplar películas que de otro modo difícilmente se verían.
Así, si en los ochenta y primera parte de los noventa no hubo estreno de Harrison Ford que dejara de ver, ahora le toca el turno a nuestro Diego Martín -y digo nuestro porque me consta que también os gusta mucho,de hecho la entrada que le dediqué hace seis meses sigue siendo uno de los mayores hits de este blog-; y es que este vallisoletano -tierra de grandes actores y actrices: Concha Velasco, Lola Herrera, Ágata Lys, Roberto Enríquez, Elvira Mínguez,...- no para de alegrarnos la vida con esa planta suya y con su buen hacer profesional, por lo que pagar una butaca para verle durante hora y media es lo mínimo que me siento dispuesto a hacer por él: para detallar lo máximo tendría que recurrir, por lo menos, a la letra de la Vampirela de Alaska y Dinarama.
EL ÚLTIMO JUSTO: Deber y Salvación
D. Manuel Carballo. Coproducción hispano-mexicana
Diego Martín, Ana Claudia Talancón, Antonio Dechent, Federico Luppi, Goya Toledo.
Cines Ábaco, Albacete.
A lo que vamos: El último justo es una producción con un argumento propio de esas novelas que tanto se estilan ahora de catedrales, secretos, sectas y misterios por descifrar, a mi juicio indescriptiblemente aburridas y planas casi todas ellas, pero que gozan del favor del gran público.
Con dos pesos pesados de la interpretación como Federico Luppi -pobre, en un papel ridículo- y Antonio Dechent, cada vez más solicitado, y las guapas y eficaces Ana Claudia Talancón -quien dejó las telenovelas por el cine- y Goya Toledo, es evidente que el reparto hace lo que puede, aunque el guión derrapa casi desde el comienzo, porque la enrevesada historia carece de verosimilitud -no por ser de género fantástico cabe cualquier cosa- y lo que es peor, de interés, aunque el debutante Carballo sí ha filmado bien unas cuantas escenas de impacto.
EL SEX-APPEAL DE DIEGO
Y no me interpretéis mal: esta película hay que verla -o bajarla de la red, o alquilarla cuando salga- porque Diego Martín tiene un protagonista absoluto que es un punto y aparte en su carrera, y demuestra una vez más -y ahora a lo grande- su versatilidad, la soltura con que se mueve en distintos géneros, su sex-appeal que nos evoca tanto el universo Pedro Lazaga o Madrid, Costa Fleming como la virilidad apolínea y reservada de dioses de la pantalla a lo Steve McQueen o el ya mentado Harrison Ford, sin desdeñar un cierto aliño europeo existencialista a lo Trintignant o Belmondo.
Cuando se enfada, cuando se dispone a la acción, cuando está en peligro, cuando protege a su chica, cuando se relaja en la intimidad de su habitación, cuando se crispa y acecha... Diego Martín es genuino como actor que crea una atmósfera y que nos hace soñar en el cine, y que nos seduce, y de qué otra cosa se trata sino de eso...
Así que desde aquí una vez más nuestra bendición al Harrison Ford vallisoletano que nos enamoró con su Jaime de Policías y que está afianzando, sin prisa y con buena letra, su carrera interpretativa en el cine, el teatro y la televisión.
Y DE REGALO...
3 comentarios:
En Mataharis está muy bien. A mí me gusta desde que lo vi en teatro, en Rondó para dos mujeres y dos hombres, de Ignacio Amestoy, es un chico interesante.
Síii, yo también fui a ver esa obra.
Me falta "Mataharis", el argumento me daba pereza y al final la quitaron, la pillaré en DVD.
bueno, bueno, es mono, pero compararlo con dioses como steve mcQueen es inaúdito. el amor que te ha dejado ciego.
comparto más tu afición por los nuevos chicos del cine español alberto ferreiro, el de clandestinos, yo ahora estoy pilladísimo de nicolas cazale... pero voy cambiando, jeje, ;)
un abrazo.
Publicar un comentario