|
Escenas emotivas y desbordadas en el reencuentro del grupo con sus seguidores: arriba y abajo, Amparo Llanos en su baño de multitudes; entre medias, Jesús Antúnez, el sexy batería, que causó como siempre estragos con su estilismo Red Hot Chili Peppers |
Dover se encontraban desde hace años en tierra de nadie, porque extraño -y divertido, a pesar del berrinche de los fans- fue el discotequero Follow the city lights (2006) pero el nuevo giro de tuerca de I ka kené(2010)dejó al público que le quedaba definitivamente noqueado y convirtió a los madrileños en carne de cañón de la crítica más impía. Ponerles a parir se convirtió durante una temporada en deporte facilón, aunque paradójicamente conforme arreciaban las críticas también un nuevo e iconoclasta público se acercaba con curiosidad al son de sus nuevos tambores étnicos.
Dieciséis años después del pelotazo de Devil came to me, su segundo disco -que casi vendió un millón de copias, y eso que salió a la venta en la entonces casi desconocida Subterfuge-, Dover han vuelto a la carretera interpretando de nuevo este disco al completo, en unos conciertos aderezados con otros éxitos pertenecientes siempre a su etapa rockera. Con su reconocida influencia grunge y beatlémana -los de Liverpool sonaron sin cesar en el calentamiento previo al concierto-, el grupo de las hermanas Llanos ha dado en la diana con este revival, que en Madrid se produjo la semana pasada, durante dos días consecutivos, en la señera sala El Sol, muy importante además para ellos en su carrera.
|
Mario Vaquerizo, entre la multitud |
"Gracias a los que habéis estado con nosotros todo este tiempo contra viento y marea; a los que os fuisteis y ahora habéis vuelto; y también a los que venís por vez primera". Eran palabras de Amparo Llanos, la hermana mayor, que no paró de hablar durante todo el concierto, emocionada. Conociendo su afiliación proustiana, seguro que este reencuentro con el público le está sabiendo a gloria, porque con la experiencia habrá adquirido la destreza de saber deleitarse en el momento, de condensar la felicidad presente haciendo acopio de los mejores efluvios del pasado, que condimentan y eternizan el instante. De valorar la vivencia en toda su dimensión, en definitiva.
"Si cuando presentamos nuestro primer disco, Sister, en esta sala, nos hubieran dicho lo que iba a pasar...", comentaba, por ejemplo. "Todo absolutamente ha merecido la pena nada más que por estar aquí esta noche con vosotros", aseveraba para satisfacción del público joven y cañero, rabioso, que abarrotaba el pasado sábado la sala.
"Un día habíamos quedado para preparar una canción nueva que sería el ensamblaje entre dos estribillos que habíamos escrito Cris y yo, cada una el suyo" -continuó Amparo-, "y mi hermana nos dijo: Esperad, he escrito una cosa nueva, a ver qué os parece. Cuando terminó de tocarla a la guitarra, me di cuenta de que tenía la piel de gallina y a Jesús -el batería- se le saltaron las lágrimas". "Yo os quiero agradecer desde aquí -comentó a su vez Cristina- el apoyo que siempre le habéis dado esta canción, que era un grito de auxilio". Entonces comenzaron a sonar los acordes de, claro, Serenade.
|
I love U, Dover
|
SERENADE / DOVER en directo en la sala El Sol marzo 2013
(Vídeo bajado por Daniel Durantes Pineda)
HACED LA VISTA GORDA CON EL SONIDO Y LOS FANS DESAFINADOS, ESTÁBAMOS TODOS TAN EMOCIONADOS..
|
Amparo Llanos, proustiana confesa, no cabía en sí de gozo |
|
Cristina Llanos, con un look muy Candela Peña; más tarde se recogería el pelo en una coleta, entre escupitajo y escupitajo, no sabemos si intencionados a lo punkie o fortuitos |
Y así, entre trallazo y trallazo fue llegando el final de este concierto contundente e importante no sólo musicalmente. Serían el Devil came to me y Loli Jackson los hitos finales de este reencuentro que ojalá abra el camino para nuevas aventuras de Dover con un público ya asentado y atrevido, fiel pero heterogéneo. Mientras tanto, nos queda este estupendo sabor de boca...
|
El diablo del Devil came to me, presente en todo momento |
|
El genuino techo de la legendaria sala El Sol, ajeno a modas y modismos |